La tarde está gris, y el viento sopla débilmente. El sol se oculta en el horizonte acostumbrado después de un cálido día de mayo. Las sombras del oriente se expanden por fin y la lluvia amenaza una noche fresca y húmeda.
Apago la luz y salgo al balcón para esperar a la lluvia. Cada gota es un recuerdo que caen en mi memoria; momentos de gran interés, besos, abrazos, juegos, niñez, adolescencia, tristeza, felicidad, melancolía y música mucha música adecuada para los lluviosos días.
Las tardes no son iguales, son un viaje inocente en la memoria reprimida por el irritante calor.
Las tardes de lluvia, siempre serán bienvenidas.
6 comentarios:
man... sigues borracho verdad?
jajaja es broma
Qué pasó muchacho, no hay nada no he chocado
jajajjaa
ouch! touché!
yo no choqué... este fin de semana =-p
jajaja, aguas con la próxima
definitivamente, todo depende del cristal con q se mira... a mí me tocó esa lluvia en el ajusco, y no fue precisamente una apacible tarde de lluvia... Saludos ;-)
Si comprendo, en mi natal Guadalajara, las lluvias no son cuestiones románticas, el chiste es estar en casa o un lugar seguro.
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