El motivo de hacer un trámite de esa naturaleza (pasaporte), es trascendente, importante, necesario y un verdadero enfado (que chinga). La realidad de las cosas es que la gente no me trató mal, al contrario, me trataron bien. Pero el solo hecho de esperar es demaciado para mi.
Ya que estoy en esas, he de platicar algunas de las anécdotas burocráticas (incluyendo claro la más presente) sin un orden cronológico sino como se me van ocurriendo.
La primera, el pasaporte. Cita previa a las 9:30 hrs. llego y encuentro una fila enorme por lo que pregunto “¿Están formados?” (ahora que me doy cuenta es una pregunta pendeja pero no se me ocurrió nada) una amable señorita me pregunta “¿A qué horas es tu cita?” contesto igual de amable y me señala en donde tenía que parar mi cuerpo con documentos.
Para no ahondar en lo que hice, salí a las 13:00 hrs. del Palacio Federal, la espera fue frustrante. Ver pasar gente, mocosos que no tienen el más mínimo control (obvio papás pendejos que no saben controlar a sus hijos), mucha gente del campo, ricos, pobres y todo tipo de formas de ser. No cabe duda que ahí no hay distingos de nada pues el más popis se sienta con el más humilde, es decir, el rico se aclimata o se aclichinga.
En el caso de una noche sin poder respirar bien, es decir, la odisea del IMSS (Dios bendiga al IMSS !carajo¡) es lo más feo que sentí, estuve tramitando mi enfermedad desde las 21:00 hrs. hasta las 01:30 hrs. aproximadamente, entre análisis, suero y medicina
El lugar en cuestión, Hospital Ayala, (área de urgencias o sea sótano) con un calor de verano insoportable, aromas diversos, niños llorando, gente con cara de dolor, enfermeras, doctores, un sanatorio en remodelación y una dificultad de respirar bárbara (ya no fumo por eso).
El simple hecho de estar ahí sin nada te deprime, imagínese como me sentía enfermo. Pero lo que me queda claro es que gracias a eso estoy bien y no tuve que pagar un solo centavo (por que el fabuloso seguro de gastos médicos mayores “gratis” me cobraba $2,500 de deducible).
En cuanto el trámite de licencia, lo hice sin tener muchas nociones en eso de estacionarme. Lo cual me salió ese día como nunca; lo demás podría decir que es surrealista pues a lo igual que todo ves gente mezclada y no importa ver ricos o pobres.
Cabe hacer mención del junior que se jactaba de sus millones y, por supuesto, de como tumbaba los conos. el pobre niño tuvo que poner cara de imbécil a su papí para que soborne al señor autorida.
En general cada trámite tienen algo en común: tardado, tedioso, enfadoso y no se puede evitar. En mi caso no me he topado con funcionarios que me hagan dagas o me pidan dinero (hasta ahora).
Cocnluyendo este resumen (pues si escribiera todo serían varias páginas de trámites) por ahí escuché que decían que si Kafka hubiese sido mexicano, sería un escritor costumbrista (por el proceso claro).