Finales crueles, aquellos que te dejan con un sabor espeso de impotencia e incredulidad al ver (y al querer cambiar) el final, pues son películas que definitivamente no son aptas para los aficionados a Disney.
El caso por ejemplo de Million Dollars Baby, dirigida por Clint Eastwood, en la que una mujer de la nada logra destacarse en el mundo de las cachetadas.
El final es nada agradable, pues la mujer además de ser vencida a la mala por una sucia boxeadora, pierde una pierna y queda como Ramón Sanpedro (nomás faltaba que la meara un perro).
Dancer in the Drak, por otra parte, es aun peor, bueno la he visto unas siete veces con distintas compañías y las mujeres acaban en llanto con la injusticia y el amor de la madre que muere ahorcada así nada más sin aviso y cortando su canción dedicada al hijo. Se dice de Lars Von Trier, el director, hace llorar al más macho.
Pero para finales crueles y dramáticos no podía dejar de lado al cine nacional. Fons dirige a Bonilla y compañía en un depa del F.O.V.I.S.S.T.E. en el dos de octubre de 1968; todo termina en una matanza fraguada por elementos del batallón olimpia. Lo peor no es eso, sino que el niño más pequeño de la familia sale de su escondite y se da cuenta que ¡toda la familia está muerta¡ Va con cada cadáver en busca de esperanza, sin embargo, al observar que nadie le contestará simplemente sale a la calle llorando su desgracia. Carajo pobre mocoso ya nomás faltaba que el padre Maciel se lo llevara de acólito.
Por último y no menos importante, o más bien no menos cruel, está Seven; aquella película de Fisher en la que narra las hazañas de un méndigo loco que mata pecadores (y de verdad lo eran) para predicar. Aquí la onda es que el policía malo e iracundo paga su penitencia sufriendo la muerte de su esposa quien perdió la cabeza ante John Doe (el asesino). Neta que cuando supe que era la cabeza, en la caja de paquetería, de la hermosa ex esposa de Pitt me quedé con cara de idiota.
No doy mucha explicación de las películas, pues si las vieron saben de que hablo y saben de que se trata ese sentimiento y ganas de gritar ¡TORITOOOOOOOOOOOO¡
4 comentarios:
No inventes, me acabas de hacer reír muchísimo. Y mira que me hacía una falta tremenda. Y mira que hablabas de llanto.
Dancer in the dark es el chillarás más sufriente de mi historia en el cine. Me encanta la peli, pero no la volví a ver nunca, porque no estoy dispuesta a un sufrimiento semejante.
Y sí, cuando fui al cine, mi amiga estab tan pera tan triste y llorando que hasta yo me agüite.
Yo si la he visto varias veces pero luego trato de no ver el final.
Jaja que cosas no?? Con los finales tristes, pero creo que es el sabor amargo con la que recuerdas una buena película en lo personal, me disgusta volver a ver películas de esa índole por que por lo regular me da mucho coraje e impotencia, pero siempre se disfruta una película con algún sabor, ya sea amargo o dulce, no como las que no te dejan nada solo perdida de tiempo.
Estoy totalmente de acuerdo con eso, una pelílucula debe dejar un sabor o un sentimiento capaz de trascender
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