Un viaje bastante relajante, una naturaleza prácticamente virgen a los ojos citadinos de un servidor. En la zona económica denominada Altos Sur y después de Tototlán se encuentra San Isidro, un pueblo compacto que alberga un escenario natural digno para un buen descanso dominical.
Saliendo de Guadalajara arribamos a Tototlán y compramos lo necesario para preparar una carne asada. Estuvimos poco tiempo en la primera escala, visitamos el templo hecho de ladrillo con un toque gótico en el vitral de la puerta principal, la plaza, curiosamente, no tiene el kiosko en su centro, en dicho lugar está una fuente (el kiosko está a un costado).
Llegamos a San Isidro y le dimos la vuelta a la plaza para ir al lugar del relax y a visitar la presa. Subimos un poco el cerro en auto, nos bajamos y mientras que los papás de la amiga que nos invitó fueron a preparar la carne, llegamos a la presa listos para un clavado bombardero pero... nos dimos cuenta de un pequeño detalle, faltaba agua. Así es que lo que vimos fue pasto y tierra en el lugar que le correspondía al vital líquido.
Después de la frustrada visita a la presa, nos dirigimos un lugar llamado “El aguacate”, una zona sin árboles, con muchos asadores listos para usarse y junto un sonoro río . Ese fue nuestro lugar para el descanso. Comimos delicioso, puedo asegurar que lo mejor fue esa longaniza que se vende por metro (sin albur). Me acordé que tenía un compañero que le decían la longaniza, alto y flaco muy flaco.
Para bajar la comida, subimos al cerro (más allá de donde estábamos). Como tenía, aproximadamente, medio kilo de carne, tres elotes asados, tres tacos de longaniza, cinco quesadillas y una bolsa de papas; estaba un poco indispuesto para la caminata, sin embargo, logré subir el cerro mientras bajaba algunas calorías.
La vista era inigualable, el aire prácticamente puro y el lugar muy relajante. En conclusión, un buen lugar para visitar.
Un detalle que se me hizo curioso fue la venta de cerveza. El aguacate estaba algo lejos del pueblo, y en el lugar no hay tiendas. Pero si uno gusta de una botella con el regalo de Osiris, tiene que hacer una llamada para pedir y en menos de quince minutos llega un muchacho en motocicleta con una cubeta que contiene veinte ampolletas de estrellita.
Además, otro dato curioso, conocí una perrita alcohólica. Le tiró la cerveza a una pareja y se la tomó, de una corcholata se tomó un trago de tequila y, para colmo, le buscaba pleito a una vacas que pasaban por ahí. Borracha buscapleitos, lo peor de todo es que ya no tomaba agua . Directa doble A canino.
Un agradecimiento público a Susie y su hermana Alex, al señor Chepe y la señora Carmen (padre y madre de Susie), a la tía de Alex Maribel, al buen Manu y a mi carnal de batallas Kike. Me la pasé de lujo.