Ahora hablando del estrés docente, un poco inspirado en la entrada de Nair, me acordé del diplomado que tomé en conocida Institución educativa.
Tips, anécdotas, materiales, muchas cosas útiles para la chamba de profe. No me podría quejar, en realidad me regalaron buenas herramientas. Sin embargo, algo dentro de todo lo que implicó el diplomado me llamó la atención.
La maestra que nos impartía el módulo, comentó que los profes tenemos niveles de estrés más allá del estándar social, es decir, estamos siempre al límite entre la locura y la cordura. Al respecto una muy buena amiga afirmó y confirmó un estudio en el cual; establece que un gran porcentaje de los pacientes en hospitales psiquiátricos, son profesores.
Obvio, nos reímos mucho, digo, saber que uno de nuestros destinos es la locura clínica, ¡carajo!, ¿qué puedo decir a eso?, ser maestro es casi tan peligroso como pescar cangrejos en Alaska. Quizás nuestro seguro cueste más que el de un traga fuego en un circo o que un trabajador en las minas de sal; tal vez exagero, pero me queda muy claro que el oficio del profe es difícil, no es lo que piensan muchos, trabajo medio día, vacaciones casi cada tres meses, días feriados, regalos etc.
La neta es que no creo que termine loco con una camisa de fuerza en el Zapote, pero si me llevo días de estrés educativo. La verdad es que no lo cambiaría por nada, total, estoy loco porque me gusta dar clases, es algo de lo que me enorgullezco y hasta ahora no me arrepiento.