El bosnio se mostró inigualable, magnífico, estupendo y de verdad que supo prender la llama a pesar del idioma.
Empiezo con que la organización fue excelente, la entrada rápida y el inicio puntual dentro de lo que cabe, los asientos 19 y 18 en el teatro Diana son recomendables para una buena vista.
Dos damas empezaron cantando a capella y los músicos de la banda “bodas y funerales”, empezaron tocando en los pasillos del teatro, hasta subir, Goran salió después desde el escenario tomó su guitarra y empezó la fiesta, la gente estuvo prendida, muy prendida bailando y cantando algunas canciones (a pesar de estar en un idioma poco convencional).
Piezas como “Gas gas”, “Savatone” “Mesecina” al ataque con “Kalashnikov”, tranquilas como “Ausencia” y otras más fueron el repertorio que mantuvieron a la gente atenta y gustosa de la música de los balcanes. El teatro explotó de tal manera que fue imposible contener el júbilo de todos; no fue un obstáculo el idioma por lo que la gente gritaba, bailaba, aplaudía además de que el recinto estaba prácticamente lleno y de ese lleno se logró una ecuación perfecta de música y baile.
La alegría no quedó en el público, pues la banda y su líder bailaban, sentían la música, fueron parte de una fiesta que no los dejaba ir por una ovación tremenda que impedía que partieran. Es por eso que Goran pidió clemencia sino querían que la banda fuese nada más que “funerales” y terminaron con “Kalashnikov”, en ese momento el músico pidió que todos gritara “al ataque” lo cual marcó el fin del magno concierto.
Desgraciadamente hay prietitos en el arroz, pues unas señoras que estaban atrás de nosotros nos pedieron sentarnos (de manera muy grosera a mi amiga le gritaron y le ordenaron) para que ellas pudieran ver (razonable) pero da la casualidad de que la mayoría de la gente estaba parada bailando (lo hacían en los lugares porque no dejaban hacerlo en los pasillos). Claro está, no es la filarmónica o un recital de Placido. Por los que no conozcan a Goran, puedo hacer la referencia de los soundtracks de “Underground” y “Tiempo de gitanos”, es imposible escuchar sentados con tremendos ritmos que se le asemejan en la energía y alegría de la música latina; es como si me pidieran sentarme a escuchar "El Recodo" o “Los ángeles azules” sin poder bailar.
Puedo decir que el recinto no es el adecuado para ese tipo de música, aunque cabe aclarar, que hubo momentos donde la gente tomo asiento pues la música así lo ameritaba (de hecho Goran pidió que dejaran de hacer ruido en la interpretación de una rolita lo cual me pareció medio mamuca pero después se reivindicó). Sin embargo en general, el ritmo ameritaba la euforia.
Fue un gran concierto, tanto que no dejé de bailar, gritar y brincar (no se bailar lo hago mal) y mi amiga lo disfrutó mucho e igual que yo no paró de bailar, brincar y gritar. Lo bueno opacó a lo malo, Goran fue complaciente con el público y el público se le entregó.
3 comentarios:
vaya,,hace mucho que no disfruto un concierto,,,,siempre es un buen viaje.
saludos
Por eso habrá que ir a verlo de nuevo este domingo a la Plaza de Santo Domingo (18:00 hrs)
Saludos!
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