martes, 17 de junio de 2008

Acapulco


De los viajes, mucho me puedo acordar. Monumentos enormes, museos interminables, ciudades extrañas, familiares desconocidos y caminatas largas. Pero nunca hubiese pensado en un viaje como el que hice al Puerto de Acapulco.

Primer destino Ciudad de México, partimos en el tren, no en el Pullman pero si el de primera especial (muy incomodo por cierto) en las grandiosas vacaciones de verano. Yo había terminado el quinto año de primaria así es que estoy hablando del año 1993 y ya era la segunda vez que me invitaban, no al Distrito Federal, sino al Puerto de Acapulco.

Mi tío, mi tía, su hija e hijo, mi madre, mi hermana y yo tomamos una camioneta de la Nissan hacía el puerto no sin antes hacer una última escala a la casa de mis abuelos. El hermano de mi tío le proporcionó unos aditamentos para un viaje. “toma” le decía y mi tío contestaba “no te preocupes la camioneta es nueva no necesitamos nada” la esposa de mi tío le dijo “toma por lo menos las herramientas y el triangulito” lo tomó y partimos hacia Acapulco.

Llegamos rápido dado a que la Autopista del Sol estaba estrenándose para esos entonces. Me acuerdo mucho del puente Mezcala, nunca había visto algo igual en mi corta vida. Arribamos a un hotel cercano al aeropuerto pero un poco lejano de la ciudad y las playas.

Primer día, “revolcadero”, una playa que no entendía el nombre hasta que me subí a un boggie rentado. Según yo, muy surfer, cazaba olas como todo un profesional hasta que una ola de considerable tamaño me atrapó, me arrastró y me humilló ante toda la gente ahí presente.

Después de dos días de estar en la playa, de jugar y nadar contentos en el mar y alberca; mi primo y tío adquirieron una infección en el oído, así es que todos nos sentimos un poco mal pues las vacaciones bajaron de su intensidad.

Mi tío para remediar eso, dijo que iríamos a comer a un lugar que no tenga sentido ir en la playa, Mcdonald´s a lo que yo le contesté y le debatí “Burger King es mejor”. Total llegamos al famoso Burger King con mi tío y primo sufriendo de una infección que se los llevara el carajo. Comimos plácidamente y regresamos al cuarto a tirarnos el resto de la tarde.

Siento un retortijón, empiezo a sudar como que frío y corro al baño. Obviamente no describo lo que pasó pues resulta ser escatológico, pero mi madre dedujo por el tremendo ruido del baño que tenía una infección gastrointestinal, yo le decía que no que estaba bien, pero mi madre sabía de mi mentira.

Al otro día me sentía mal muy mal, caminaba más por instinto que por razonamiento. Fuimos a un restaurante de mariscos y ahí fue el acabose pues con el olor de la comida y el calor me dieron ganas de pelearme con el oso así es que salí con una bolsa de gigante que cargaba por todos lados (mi madre me conocía así es que previó una escena desastrosa) después de guacarear regresé a la mesa y todo trascurrió normalmente.

Mi tío estaba grave del oído, mi primo también, mi prima empezó con un dolor de la panza y yo, bueno yo estaba muy mal. Mi madre y tía pensaron que ya no era bueno mantenernos en Acapulco, casi todos estaban enfermos. Salieron para hablar a mi padre para que fuera por nosotros, el plan era simple, mi jefe llegaba vía área por Teasa y después nos daba un ride por tierra en la camioneta de mi tío.

Cuando las dos señoras acudían al teléfono, mi tía pisa mal y sufre un esguince que imposibilita su caminar. Mi tío con su infección y todo la llevo al doctor y le pusieron una férula y le vendieron unas muletas.

Nos vamos, esto ya es suficiente, al día siguiente (yo ya estaba mejor) partimos de regreso hacia la Ciudad de México. En el camino, la camioneta nueva empezó a sacar humo, humo ¡humo¡ nos orillamos y nos quedamos detenidos hasta que se solucionara el percance (mi tío usó el triángulo fluorecente). Un bondadosos mecánico que vendía frutas en un pueblo cercano nos ayudó (claro está el muy cabrón le cobró lo que quiso). Diagnóstico, la banda había reventado.

Llegamos sin más sobresaltos al Distrito, pensando mucho en todo lo que pasó. Un viaje inolvidable que deja muchos aprendizajes. Carga con una banda para el coche, no comas en Burger King si estás en Acapulco, si una playa se llama “playa revolcadero”, "playa del ahogado", “playa de la muerte” o cualquier otro nombre similar piensa que tienen una buena razón para poner dicho nombre.

8 comentarios:

Celestina Tercioipelo dijo...

Mi último viaje a Acapulco estuvo padrísimo, lo malo es que tengo perdidas las fotos.

Jajajajaja, lo de la playa del ahogado es un excelente consejo.

Gaal Dornick dijo...

jajajajajaja playa de la muerte!

Ps a mi no me ha ido tan mal en Acapulco, de hecho soy super fan del pescado a la talla que hacen en barra vieja.

Saludos!

Jo dijo...

Acapulco resulto mal presagio.. si te soy sincera Acapulco se me hace un aasco...

nunca me gusto, ni me gustara prefiero otros sitios y nada que ver con glamoures o modas...

pero acapulco es nacapulco para mi... sorry sorry sorry

Alice dijo...

que bonitas vacaciones eh!

:P

Carlos Avila dijo...

Ni modos... cuando es no, es no y ni buscarle...

Neto Citadino dijo...

Celestina: aunque cabe aclarar que no tengo nada en contra de Acapulco, pero digamos que no fue un viaje.

Gaal: eso del pescado a la talla no me tocó conocerlo pero en una próxima vez, antes de nadar en playa de la muerte, me comeré un par.

Jolie: jajaja, tiene su lado bonito, al menos eso creo, pero cada quien tiene su lugar predilecto.

Alice: las mejores, jajajaja no me puedo quejar.

Carlos: pues así pasa, pero uno es necio, total que tanto es tantito.

yorkperry dijo...

nunca he ido usted cree? lo más que conozco de Acapulco es lo que he visto en las de La Risa en Vacaciones...

aunque esa enseñansa de los nombres de la playas la he aprendido en otras bahías...

jajajajajaajajaj! Saludos!

Neto Citadino dijo...

La risa en vacaciones, que va, esa es una obra de culto.
Pues a estas últimas fecahs me han dicho que ha decaido el puerto.

Eso de los nombres tiene una razón de ser, lo malo es que se aprende de la manera difícil.