miércoles, 28 de mayo de 2008

Querer es poder (las apariencias enganñan)



Querer es poder, una frase que suena a lo más insulso de la auto superación tipo Miguel Ángel Cornejo, pero, las apariencias engañan.

Terminé “La silla del águila” de Carlos Fuentes; me dejó un grato sabor de boca pues es una especie de libro maquiavélico que habla del futuro México “democrático”, suripantas de altos vuelos, jotos presidenciales y demás porquería política.

El libro lo concluí cerca de las cuatro de la mañana y ese mismo día, pero a las siete de la noche, empecé uno nuevo titulado “Querer es poder”.

Me lo dieron como parte del paquete en el Diplomado de Historia y Geografía de Jalisco, y la verdad no me daban ganas de leerlo pues me sonaba a Cuauhtémoc Sánchez o Miguel Ángel Cornejo.

Me atreví (después de dos años de relegarlo al fondo de mi librero) a leer el discriminado libro diciendo “si es una mamarrachada lo regreso al oscuro rincón”. Dos capítulos de tolerancia, no más, para calificar el contenido. Es obvio que dos capítulos no son suficiente para calificar el libro, pero la verdad no estaba de humor para sentirme excelente no teniendo pensamientos pecaminosos; además había terminado de leer a Fuentes el hereje y su realpolitik así es que estaba con la espada desenvainada.

La sorpresa fue grata, el libro es sobre María Hildalisa Anguiano (R.I.P.) platicando con Agustín Vaca historiador, ella nació en 1910 y presenció muchas etapas en la historia de Jalisco, muchas etapas que hasta ahora trascienden. El lenguaje es coloquial, no tanto como Élmer Mendoza, pero si lo suficientemente coloquial como para una maestra nacida en Atoyac.

El valor histórico de esta publicación es único, pues relata la historia desde el punto de vista de una persona con vocación magisterial nato; pero tan común como cualquier plática. Eso me hace indetificarme pues de alguna manera cada uno de nosostros podemos contar una buena historia y para muestra están la infinidad de blogs que disfrutamos en la red.

Este tipo de publicación tiene la corriente de “historia oral”, sin ninguna pretensión más que informar y realizar un apunte más sincero del pasado, me gustó, y hasta ahora no lo he relegado al oscuro rincón, esperemos no pase. Pero siendo sinceros, no creo hacerlo pues me gusta ese tipo de historia, platicada sin formalismos aburridos y solemnes.

2 comentarios:

Sue dijo...

Comparto contigo el gusto por ese tipo de histoiras, por eso será que me gusta mucho conocer gente y sentarme a escuchar sus historias personales... se me pueden ir horas complets escuchando y aprendiendo

Neto Citadino dijo...

Es otro mundo la historia oral.